Veinte años de Sábadopm
El tiempo ciertamente vuela.
Fue hace ¡20 años!, en junio del 2003 que publiqué mi primer conjunto de relatos. Sábadopm (sábado pe eme).
Recuerdo mucho que en esa época, cuando le contaba a las personas que escribía cuentos, todo el mundo hacía la acotación “cuentos para niños”. Lo cual me llamó mucho la atención, al punto que se volvió un lugar común tener que adelantarme y aclarar, que no eran cuentos para niños. De hecho, sería lo opuesto, dado que ese primer libro hablaba del despertar hacia el mundo de la sexualidad y de las relaciones sentimentales, o mejor dicho, del AMOR. Sí, así con mayúsculas: perdonen la juventud y su osadía.
El libro lo di a conocer al mundo el mismo día de mi cumpleaños, en una reunión que hice en casa, a donde pocos meses antes me acababa de mudar a vivir con una amiga. En vez de recibir regalos o además de recibir los regalos y las visitas, yo entregué ese obsequio que era mi primer libro de relatos. Para las personas más cercanas que asistieron a esa reunión, el libro vino con un cd, un sound track que contenía las canciones que se mencionan en los cuentos (foto abajo). Algunas amistades tuvieron la experiencia de leer el libro junto con el sound track, otres lo hicieron por separado, otres no lo hicieron.
En el momento de planificar el tiraje del libro con mi editor, y también amigo, fuimos barajando ideas y costos que oscilaron entre publicar un ejemplar hasta una edición pequeña de ciento cincuenta, solo para un círculo íntimo. Ante el temor de imprimir de más, pensé que era menos arriesgado imprimir de menos. Pero en sus días el libro causó atención e interés, o eso me pareció, así que al final se hizo una reimpresión con un tiraje de cuatrocientos cincuenta ejemplares. La primera salió bajo el sello de Dedo Crítico Editores y la segunda de Chätaro Editores. Además fue el primer texto de una serie llamada Pájaros cardinales. Se pensaba publicar tres libros con diseños similares para maximizar recursos y minimizar costos pero se publicaron solo dos: el mío y el poemario Extravismo de Virginia Benavides. El tercer texto de la serie nunca se publicó.
No quise hacer una presentación formal del libro, con invitados que opinan y presentan sus interpretaciones, tal vez porque más que un asunto académico o incluso literario, era una suerte de rito de pasaje. En cambio, uno de los cuentos del libro se representó, como si fuera un guión o una obra de teatro. Una pareja de amigos lo leyeron y actuaron en el Centro Cultural de España como parte de las actividades culturales que hicimos en torno a la revista de literatura Dedo Crítico, de la que participábamos en ese momento con compañeras y compañeros de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. El libro llegó incluso a manos de un grupo de estudiantes alemanes que estaba en Perú aprendiendo español y hubo una mesa de debate con ellos en el Instituto Goethe. Si recuerdo bien fue Ricardo Sumalavia el artífice de ese evento.
El año 2003 también fue el año que sustenté mi tesis sobre Blanca Varela y me licencié. Fue un año de muchos eventos y situaciones nuevas en mi vida.
Todavía dos años después, ese primer libro me regalaba buenos momentos. Por ejemplo, una lectura en voz alta en la librería Gandhi en la Ciudad de México, como parte de la presentación de la Agenda erótica femenina, una iniciativa excelente que mi amiga Olivia produjo por algo así como diez años.
Pero el tiempo no pasa en vano. Al presente, me siento veinte años lejos de Sábadopm. Después de hacer el viaje freudiano del eros al tánatos, del primer al segundo libro, de Sábadopm a Memento Mori, me aventuré principalmente en la escritura académica y además me fui del Perú para volver cada año pero no para quedarme.
Hace uno o dos años atrás mi primo, hoy sanmarquino como yo, me comentó que había leído Sábadopm y que le gustó mucho, que incluso lo había compartido con sus amigos. Me alegró pensar que el libro todavía puede comunicar algo importante a un público joven, algo sobre los prejuicios y las problemáticas de género en torno a la sexualidad y los cuerpos. No diré más porque mi lectura del libro hoy, difiere mucho a cómo lo veía entonces. Algunos relatos de Sábadopm se publicaron en La oscuridad del sombrero, que terminó siendo una antología personal de mis relatos (2003-2017) pues incluye el conjunto que da nombre al libro, así como textos de Memento mori (2009) y Sábadopm (2003).
En Sábadopm quedaron dos textos fuera. Uno de ellos creo que simplemente no era un buen cuento. El otro, en cambio, contenía una suerte de género híbrido entre el ensayo y la ficción, algo a lo que he vuelto en estos años y que forma parte de una de las novelas que tengo entre manos, aunque tal vez llamarla novela no le haga justicia, es una mezcla de muchos tipos de prosas y narraciones. Ahora asumo mi poética como un transitar entre fronteras: poesía y ciencia ficción, autobiografía y ensayo, diario y microficción, entre otras posibles o imposibles combinaciones.
Ahora me queda claro que el hecho de que me preguntaran si escribía cuentos para niños está vinculado a los prejuicios de género y a una forma conservadora de entender la literatura de mujeres, cercana a su rol social. Curiosamente, ahora sí estoy interesada en hacer cuentos para niños, pero inspirados en mi experiencia con mi perrita-hija Tarwi y mi gatita-hija Pandora.
No quería dejar de mencionar, celebrar y conmemorar estos veinte años de escritura, de escritora, de sábado pe eme. Gracias a todes quienes leyeron Sábadopm. Si tienes una anécdota sobre el libro, si recuerdas la experiencia y te apetece compartírmela, estaré muy agradecida. Quienes no lo leyeron y quieran leerlo, manden un correo y con gusto se los comparto en digital.
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